viernes, febrero 27, 2009

Flores del cementerio (ugly flowers take off)


Pues nada, aquí estoy otro día en el cementerio, mirando la gente que pasa. Me río por la poca afluencia que tienen estos lugares. Yo soy asíduo. Me gusta. Jajaja!!!. Me río porque se ven estampas en la zona que tirarían atrás mitos fundados de lo que se hace llamar "cariño", "amor", "amistad", o de la forma que lo queramos llamar.

Veo venir a la mujer de Pérez. Aquí le llamamos "Pérez", aunque se llamaba José Andrés. La viuda entra siempre muy bien vestida, serena y con paso firme y rápido. Una mujer de curvas deseables, la naturaleza le trató mejor a ella que al finado. Pero me jode, seguro que viene bien follada por aquel vecino jovencito que se echó antes que muriera Pérez. Saca a relucir la pantomima, se abraza a la lápida, la besa, habla en voz baja. Como si no la escuchásemos...

Puta lagarta, te has quedado con su dinero y vienes a llorar algo que te daba lo mismo. Aquí, desgraciadamente, lo sabemos TODO. Lo mismo te estás preparando tu Juicio Final, la benevolencia( es asina?) se pide a lo largo de nuestra vida con nuestros actos. Hija de perra.

Me enciendo. Es normal. Esta guarra del tres al cuarto no es digna de pisar esto y molestar. Vete con tu puta madre ( que diría Laín).

Hace varios días vi a la plana mayor de la familia de Francisco, un acaudalado banquero que ya no pisa el suelo. Con el dinero que tienen no son capaces de dejarle un mísero ramo el día del Aniversario de su fallecimiento. Una visita a la lápida familiar cubre con creces lo que este hombre ha dejado testimonialmente a sus herederos. Un imperio, pequeño, de viviendas lujosas en la capital y alrededores, tiendas propias y franquicias de una conocida marca de ropa. Para que su esposa e hijos disfruten a tutiplén , con la compra de automóviles caros, excesos en ropa milanesa y largos cruceros sin un maldito geranio expuesto en la lápida de nuestro amigo. Deleznable. Esto va así.

Hay más.

Ramón José, dos tumbas a la derecha. Dicen que le sacrificó su mujer por su adicción a las tragaperras. El caso está en manos de la Justicia (debí escribirlo con j "minúscula", esto ni es justicia ni es nada). Total, que la viuda viene de vez en cuando y deposita flores, retratos patéticos de familia trucados con photoshop barato y alguna que otra guirnalda. Ésta, afirmo con datos peliagudos, se cargó a Ramón. Cosas de la crisis, no nos vayamos a alarmar ahora.

Veo que se acerca mi mujer. Llega tarde. Le dijo a mi madre que estaría sobre las dos de la tarde aquí. Pasan más de veinte minutos de la hora acordada. Menos mal que sé que mi madre no va a venir. Habra llamado pero ella no se ha enterado.

Se acerca a la lápida que compartimos. No me dice nada. Me extraña. La noto cabizbaja. No me gusta el trabajo que tiene ahora. Le voy a preguntar cómo están los niños, pero me espeta un "Hola, cómo estás?". La pregunta me doblega. Quiero ser fuerte pero no puedo. Siento que mi alma se derrite, no me gusta ver a mi mujer derrotada. Ha pasado poco tiempo y la herida está abierta.

Ella recoloca las flores de un jarrón de vidrio limpio mientras intenta buscar una respuesta. Saca el móvil del bolso y, por la vibración, se da cuenta de que alguien le llama. Es mi madre para decirle que no le espere, no puede ir. Guarda su móvil con la elegancia que siempre le caracteriza. Mesa unos tulipanes que dejaron unos primos míos, mira la cruz clavada en el enclave, y se marcha llorando, diciendo que me quiere. Muero por dentro.

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Anochece rápido y las almas salen. Veo a Pérez levantarse de su cubil como a una ninfa, a Francico, Ramón, a otros. Acudo a su tertulia, la de todas las tardes-noches. Nos rajamos a reir y llorar. Me cuentan de sus viudas, les digo que veo TODO ese teje-maneje , alguno que se acicala el miembro. Las odian.

Sólo lloro yo. El sufrimiento, angustias. Todos ríen, Me tendré que acostumbrar a estar muerto. "Tú observa desde arriba", me dice Francisco.

-Ya lo hago, me sé la vida de tu mujer de memoria.

Sentado en la piedra, río y lloro por partes iguales. Pero sonrío, mis hijos están bien, mi mujer, también.

Flores en el cementerio, capullos bajo lápidas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Joer, tú.............menudo enfoque....yo pensando que ibas de pasada por el cementerio y resulta que estás fiambre.....

(me gusta muchísimo el nuevo estilo de tus historias....muchísimo)

Julito dijo...

Buenísimo primo.
Esto lo pilla el Shyamalan y te hace una peli a la mínima de cambio.

Mola que no hayas abandonado del todo tu anterior estilo con ese guiño al describir como algunos vecinos de tu parcela se acicalan el chuzo.

Nabrazo.

Anónimo dijo...

Deja un sabor agridulce al leerlo, supongo que porque es un relato tragico-cómico.

Me ha gustado.

bessetes

Anónimo dijo...

buen trabajo sobrino, veo que no olvidas tu antiguo trabajo de santa lucia, volveras.. La carne es debil y la cabra siempre tira al monte.un abrazo sobrino y cuidate..

CHOPINGO dijo...

Joder,los muertos me pillaron,donde cojones pusistes mi comentario del otro dia?
A ver,esos muertos,de aqui no sale nadie hasta que aparezca mi comentario.