Llamen sin pasar

Veo mucha peña arremolinada en la acera y me acerco andando hasta allí, ya que haciendo el pino me cuesta más trabajo. Me abro camino entre los curiosos a codazos, patadas en el externón y cancioncillas de Dantés.

Hay alguien tirado en el suelo, varón, cuarenta años, caucásico. Está con los ojos en blanco y sangra abundantemente. Sonríe, tiene un puente de oro en un premolar superior...

Consulto a la audiencia, alguien me dice que se ha tirado desde un décimo piso, me giro para conocer más datos y el que me lo dice resulta ser Jaime de Mora y Aragón... qué cojones hace aquí este prenda. Giro de nuevo la cara y el tío empieza a balbucear un antiguo discurso de Lenin que tengo aprendido de carrerilla de cuando hice aquel curso de desfibriladores en Kiev. Le encomiendo a pausar su estado, recita a Lenin. Se ríe, risotadas que hacen que los más gores se marchen.

Le pregunto si tiene el carnet del club de Petanca de La Elipa, a lo que me contesta con un sonoro y consciente "NO". Le ayudo a incorporarse.

Le ayudo a levantarse, mientras le doy una fregona usada que llevaba en el bolsillo a un vioandante para que recoja su sangre del pavimento. El tipo me da un beso en la boca y me levanta el pulgar, lástima no se levantase mi arma del amor, se parecía a Alfredo Landa, el tiarrón...

Me voy con el suicida a un bar, a tranquilizarle con chupitos de tequila, me dice que tiene hambre, comerá algo. Abre la carta y se decanta por el solomillo de heces de caballo con mostaza. Y le comenta al camarero que lleve poca mostaza, no quiere matar el sabor del plato. Yo me decanto por un refresco de cola tipo MAHOU, fresquita y ligera.

El Kamikaze degusta su ñorda mientras le veo desde la barra, me he desplazado sin tener conocimiento de ello. Atrás, mi cerveza encima de la mesa sin tocar, mientras vislumbro una jarra helada a unos tres metros de mi posición en la barra. Quiero cogerla, lo deseo, y mi brazo comienza a alargarse hasta que consigo tocar el asa del asunto. Me la acerco como ladrón de escaparate y me echo un trago. No caigo todavía en cómo lo he conseguido, me doy tres puñetazos en la campanilla para saber que no es un sueño. Puedo deformarme...

Un señor se me acerca y me recrimina actitudes un tanto infrecuentes para mí. Me dice que he tocado el culo de su mujer cuando he ido a por tabaco, la mujer casi me está mordiendo. Una señora de cerca de 150 kgs, con el maquillaje de Miliki, me clava las uñas en los antebrazos y veo salir gusanos, blancos y buenos... Le enseño la pistola de juguete descargada que porto en uno de los bolsillos traseros y se calman... la mujer se presta a afrancesarme el cipote. Reniego.

Miro a la mesa de mi invitado y él sólo ha dejado el hueco. Se ha ido. El encargado me mira y yo le miro. No voy a salir corriendo, soy un cobarde con escrúpulos. Le pido la cuenta y exagera en el importe. De nuevo blando mi arma y pego un corchazo al aire, la gente se echa al piso.

Salgo de la mierda de cafetería y me voy al portal de enfrente.

Llamo al azar a cuatro o cinco pisos, todas mis respuestas son "Cartero comercial"

Alguien abre, entro en el portal, me quedo en el descansillo pensando en cómo un tío que se tira de un décimo y se viene conmigo a comerse una mierda de caballo me ha desvirtuado mi plan para ir a ver a Amancio Prada.

De repente, se abre la puerta del ascensor y una mujer oronda con ropa interior me invita a subir al cubículo. Accedo. Pulsa el piso 10, el décimo. Mientras subimos, me ausculta la zona escrotal con la boca, inquiriéndome que la pegue con una cachiporra fabricada con piel de calabacín que porta... para el ascensor, imagino, entro en algún piso, imagino, y creo recordar que ella se desnudaba, mucho alcohol y química ... Recuerdo salir de la habitación por la ventana, caer en la acera y oir una pregunta:

-¿Tienes el Carnet del Club de Petanca de La Elipa...?

El LSD no es bueno, ni mezclado...

Saludos, escucha el tema y sonríe, en estos tiempos una sonrisa es un tesoro descubierto...

El Agus