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Mi abuelo por parte materna era un tío espectacular. Amante de la sangre encebollada, el humor y las novelas de Lafuente Estefanía. Fue el que hizo que me gustase el Roquefort, el mus (junto con mi padre) y el vacile (también con mi padre). Me refiero a otro tipo de vacile, no el que uso aquí.
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A continuación, transcribo una conversación que bien pudiera haberse dado en mi casa en la hora de la comida (Imposible!!).
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-Abuelo, cuéntame lo de las armas otra vez...
-¿Lo del asalto a la diligencia...?
-No, lo de tu Guerra, la de aquí...
-Ah!!, la Guerra Civil... sí. Pues eso, yo luchaba con los buenos, los Rojos...
-En el "cole" me han dicho que los Rojos eran los malos.
-Son puntos de vista, cariño,... ¿te gustan los "Madelman"?
-Sí.
-A mí no, diferentes puntos de vista, los veo un juguete militarista que no es bueno poner en manos de los niños, se debe enseñar con la paz...
-Sigue, yayo...
-Pues eso, estaba yo en una trinchera y hubo una explosión, perdí el ojo derecho en aquel momento, no te lo había contado...
-¿Por la metralla?
-No, porque era de cristal, me quedaba pequeño y al tirarme al suelo lo perdí entre el barro y los cuerpos.
-Eso es mentira, lo tienes puesto...
-...este es otro, echo a medida. Come, que se queda fría la sopa.
-No sé, luego le pregunto a la abuela...
-...entonces, con un solo ojo, el Sargento me mandó tomar una colina con tres soldados más, yo guiñaba el ojo "pocho" para que no se me metiese arena, corrimos hasta el montículo pero un disparo fascista me destrozó el antebrazo...
-Sigue...
-Mis camaradas me recogieron del suelo y me pusieron a salvo, ...va a venir Mamá y tienes toda la sopa entera...
-Calla, sigue...
-Entonces, cuando terminó ese mini-asalto, me llevaron a la Enfermería, vieron la herida, había destrozado tejidos, músculos y el cúbito. Me acercaron a un convento cercano para intentar subsanar el asunto, ...la sopa, Agus...
-Sí, sigue... estoy comiendo...
-No lo parece..., una monja había fallecido hacía dos horas, y el Sargento médico, con el consentimiento de la Superiora, se prestó a operarme, injertando el brazo de la monja en mi extremidad, cercenada con anterioridad.
-¿Qué brazo era? No tienes cicatrices...
-El derecho, han pasado tantos años que las cicatrices se han ido dentro de la cabeza.
-Eso no es posible...
-Sí, y desde entonces tengo una iluminación Divina, la herida de la operación tardó en cicatrizar dos días, era más habil en la puntería que antes, y no te quiero contar cómo cocinaba... Agus, la sopa...
-Sigue...
-Hacía guisos que en la vida había realizado, planchaba y doblaba ropa como una Jesuíta, tenía una caligrafía hermosa... todo con la mano Hermana....
-Oséa, que todo da buti...
-Sí, menos cuando iba a mear, que me la tenía que sacar con la izquierda, la mano de aquella monja me regalaba movimientos vibratorios que no entenderías...
-Papá, -dice mi madre-, deja de contarle gilipolleces al niño, tiene la sopa entera...
-Come Agus, que me casca tu madre...
-¿Qué te hacía el brazo de la monja, yayo ?
6 comentarios:
Todos los agüelos son muy parecidos. El mío también es de novelas de Estefanía, te fríe a batallitas de su mili en Pozuelo de Alarcón y come tocino del salao ayudado por una navaja (de Albacete) que jamás ha lavado con agua. Me ha encantado la historia. Por un momento, pensé que eramos primos! Un beso!
Bueno primo.
Yo ya te hice el comment personalmente y por telefono.
Hoy si puedo decir sin temor a equivocarme:
FELIZ CUMPLEAÑOS CHACAL !!!
Todo un figura tu abuelo...
Lo curioso es que me recuerda mucho al mío paterno (que ya no tengo. bueno no tengo a ninguno de los dos).
Mientras estba con ellos no apreciaba lo que me daban y me aburría soberanamente.
Yo no sabía lo que era echar de falta a un abuelo hasta que los perdí. Perdí sus historias, perdí sus sonrisas.... en fin que me di cuenta de que les quería mucho mucho.
Un abrazo,
Esteban
Mis abuelos eran tb la ostia contando movidas. El Agus como explique todo lo que escribe algún día a sus nietos estos va a flipar en colores jajaja.
Aupa esos punks del 36!!!
De mis tres abuelos (sí, TRES), uno falleció hace veinte años y , por desgracia, apenas lo conocí; otro murió mucho antes de nacer yo; y el tercero no quiso saber nada de mis hermanos y de mí.
Así que la historia no me suena de nada :-P
Pero imagino que las que se cuentan de antes debían de ser parecidas, exceptuando lo del transplante de la mano de la monja, claro.
:-D
Sea cierta o no, es una gran conversación, qué divertida.
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